De inicios, twist y ¿finales?

Siempre hui de hacer justo esto.

Se dice que un buen cuento tiene que iniciar con una frase fuerte y categórica, que incite a la curiosidad, al hacernos sospechar sobre lo que trata la historia. ¿De qué he huido siempre? ¿Cuáles son las condiciones que me forzaron a hacer justo eso?

«Para Sherlock Holmes, aquella mujer es LA mujer».

Arthur Conan Doyle. «La aventura de un escándalo en Bohemia».

Un cuento se inicia con un impacto, un movimiento hecho de palabras que «viste» con el rabillo del ojo. Un solo vislumbre, que debes seguir con la mirada para saber de qué se trata.

Y es que un buen inicio debe involucrar al lector en un relato que, justamente por ser corto, debe tener la suficiente fuerza y originalidad para ser memorable desde el primer momento. ¿Conseguí este objetivo con mi muy sincera aseveración al inicio? Si has leído hasta aquí, me apunto una victoria.

«Una mañana, después de un sueño intranquilo, Gregorio Samsa se despertó convertido en un monstruoso insecto».

Franz Kafka. «La Metamorfosis».

Ya luego, y como creo que es primordial en toda historia, un buen narrador(a) debe conocer y conjugar en su historia aspectos que ya están presentes en estos ejemplos de inicios: Un sujeto (o sujetos) que son parte de una situación lo suficientemente interesante como para merecer ser contada.

Lastimosamente, ser una «escritora» jamás publicada de cuentos (más que todo), costarricense, 27 años, casi psicóloga, fanática de las series y los libros y que siempre ha huido de hacer un blog; no es el personaje ni la situación más interesante del mundo.

«―Yo soy Sherlock Holmes ―contestó mi compañero, fijando en ella una mirada interrogadora, no exenta de asombro.

―¡Muy bien! Mi señora me dijo que probablemente vendría usted. Esta mañana se marchó (…)

―¿Qué? ―exclamó Sherlock Holmes, retrocediendo pálido de pesar y de sorpresa.» 

Arthur Conan Doyle. «La aventura de un escándalo en Bohemia».

Para salvar escritos con protagonista y su situación poco interesante, es que se dice que un buen cuento debe tener un «twist». Es decir, un momento en el camino donde el lector(a) se sorprenda y vea reanimada su interés en el cuento. Donde se dé un quiebre que le haga pensar que, solo tal vez, está leyendo algo que no era lo que hasta el momento entendió que era; pero que sigue siendo la misma historia desde el principio.

¿Cuáles son las condiciones que me forzaron a hacer justo eso? En este post, el twist es que esta escritora jamás publicada ha hecho algo que nunca se vio hacer por un sueño. Y ese sueño es publicar vía internet unos libros de cuentos. Pero para que esos libros de cuentos no sean un fracaso total, su servidora debe darse a conocer en este mundillo literario internetiano.

¿Acaso hay una mejor manera de darse a conocer que (sacrificando tu celosamente cuidada poca notoriedad en internet), abriendo un blog libre sobre cuentos? Puede que sí, pero no doy con esa otra mejor idea…

«(…) al final de su viaje, fue la hija quien se levantó primero y estiró su cuerpo joven».

Franz Kafka. «La Metamorfosis».

Finales. Para este blog solo es el inicio, pero el post tiene que tener uno, y creo que es momento de volver a los cuentos, para los cuales se nos dice que los finales deben ser originales. Una frase, un elemento que el lector no vea venir, pero que le haga sentir que ha leído justo la historia que debía ser contada, y que ese capítulo está cerrado; pero no su mundo y realidad. Porque, para mí, un buen final no te debe dejar con ganas de más, pero sí con la sensación de que lo hay.

«Y, cuando habla de Irene Adler, o alude a la foto, siempre le da el título de LA mujer».

             Arthur Conan Doyle. «La aventura de un escándalo en Bohemia».

Por cierto gente, me pueden llamar Esciam, y claro que habrá más.